El ogro

Hace días que tengo ganas de escribir sobre las noches en vela que pasa uno como padre, lo distintas que son unas de otras, pero ese post quedará para otro día porque esta noche, que no era mi intención escribir, apareció el Ogro…y no un Ogro simpático como Shrek, que si fuera de esos poco importaría

una noche cualquiera de invierno…con el ogro

El Ogro, ese otro yo, ese que intento dominar para ser mejor madre pero que parece ser independiente de mi. Y es que la noche, ha tenido tela! La mayor que se duerme un siestón de 5 a 7, y se levanta diciéndome «ya ha pasado la noche? vamos al cole?» yo sé que lo hace porque hoy va a casa de su amiga, y quiere que el tiempo pase más rápido, y por eso se durmió volviendo de la guardería…pero eso vaticinaba una nochecita…del terror. La pequeña, que con la extrema contaminación que respiramos estos últimos días tiene de nuevo bronquitis, tampoco auguraba nada bueno.

Total, 2.10 para dormir a la pequeña…me quedo dormida. Despierto a las 23, sin cenar. La mayor, ojos como platos, llorando porque quiere dormirse conmigo. 00:00 cenada y con ambas niñas dormidas…recojo, me preparo para trasladar a la mayor a su cama y…sorpresa! Terror nocturno! Esperamos, con calma, hasta que se duerme. La trasladamos a la cama.

00:45…empiezan los lloriqueos…medio pesadillas, medio terrores, medio no quiero dormir, medio todo…y así me paso dos horas dormitando mientras digo «shhh, tranquila, dueeermete» (por supuesto, esto alterno con los ataques de tos de su hermana)

3 am…traslado al salón (2 horas de llanto discontinuo ya han podido con mi capacidad de dormir), a ver si así al menos el padre y la pequeña duermen algo…y es, camino al salón, cuando la mayor estalla aun en más llanto porque quiere ir al salón pero no quiere porque tiene sueño, y chilla más fuerte, y despierta a su hermana que se da cuenta que su mamá no está y se pone a llorar como si se acabara el mundo. Y ahí aparece el Ogro. Respiro hondo y lo intento esconder, pero me falta energía de madrugada…el Ogro se despierta solo cuando el lloriqueo no cesa, no puedo evitarlo. Es como el hombre que se convierte en lobo cuando aparece la luna llena, o el vampiro al que le salen los colmillos al oler la sangre, es imparable.

shrek-ogro-enfado

¿y quien paga el pato? la mayor, que se lleva una bronca que sé que no entiende, pero que no puedo evitar…y el hecho, es que le disgusta tanto que hasta se le pasa todo y deja de llorar…al menos el Ogro ya no grita…hubo unos meses, cuando recién eran dos niñas en casa y estábamos en la lactancia a demanda que el Ogro a veces gritaba cuando no podía más (todos necesitamos aprender a controlarnos y a manejar nuevas situaciones). Ahora levanta la voz, firme y enfadada, pero no grita. Pero la cara que veo en mi hija no me gusta, porque veo lo triste que se pone de hacerme enfadar.

Eso ahuyenta al ogro, hasta la próxima, pero me deja, como siempre, ese nudo en el estómago de rabia porque el Ogro volvió a visitarnos y no me gusta.

Y eso que la noche dio para más…niñas y madre al salón, campamento con colchones incluidos a pasar una noche en vela alternando despertares. Una noche de las que parece que sea «a propósito» pues cuando conseguía dormir a una y me acostaba en el rincón que podía del salón, la otra despertaba…y así…toda la noche. Ni escribir me dejaban, pero al menos voy a rescatar algo de la noche.

La noche ha sido larga, pero he podido leer y justo me he topado con la entrevista a la «pitjor mare del mon» que apareció en el Ara, y me ha hecho sentir mejor. Me he sentido identificada con lo que contaba, y he aprendido que tengo que aceptar que no siempre lo voy a poder hacer todo bien aunque, que es importante comprenderlo para no vivir al borde de un ataque de nervios, y para no pasarme con el estómago encogido dos días cada vez que el Ogro aparece.

va la entrevista, por si alguien quieres, yo la recomiendo. Especialmente en momentos de desesperación.

6 am. Para coger fuerzas, hemos terminado la noche disfrutando de mi momento favorito del día: el amanecer, justo antes que despunte el sol, cuando el aire refresca y huele a las mil maravillas. Esa media hora que he podido disfrutar, estirada leyendo y sintiendo la brisa, me ha ayudado a recoger fuerzas para un día que se presenta largo, porque  ¿como se levantan dos niñas pequeñas que han dormido poco y mal? De peor humor que cuando se acostaron, por supuesto…

Y  «por fin» es viernes!

Edito este post de hace años ya para contarte que finalmente el ogro fue desterrado de casa. Quizá alguna vez me enfado, pero no hay broncas sin sentido, y mucho menos gritos. Ya mis hijas no me miran con cara de «y yo que culpa tengo?» ni me siento culpable por no estar haciendo bien las cosas. Aunque sigo teniendo muy mal humor si me despiertas de madrugada. Han sido años de prueba y error…y seguimos probando y equivocándonos. Porque quizá se han reducido las noches en vela, pero cada etapa tiene sus cosas y sus aprendizajes. Pero ahora, sabemos que vamos por buen camino, que tenemos una comunicación más sana y que intentamos mejorar en empatía. Y así, las cosas se llevan de otra manera…

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18 comentarios en “El ogro

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  15. Todas tenemos un ogro dentro… controlarlo es lo dificil y a veces tengo dudas de si sale puede que sea pq es necesario aunque suene mal y te haga sentir mal. Hay momentos limite y nosotras tenemos que aprenderlo, asi como los peques cuando ya no hay lugar para el razonamiento. Ánimos con el blog que está muy bien!

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