En estos años, he intentado ir conociendo rincones de Chile, al principio muchos, después con los años y la maternidad, se hace más difícil y ha sido poco a poco. Siempre me quejo que el desierto lo conocí poco y rápido, que me quedan muchas cosas por ir a visitar. Pero siempre me he referido a la zona de San Pedro de Atacama, cuando resulta que había un tesoro de la naturaleza escondido en la III Región. 

Resulta que en el Desierto de Atacama, el más árido del mundo, es capaz de adelantar la primavera y florecer de manera espectacular. Esto se produce los años que, derivado de la corriente de El Niño, que calienta el agua, se producen más precipitaciones de lo normal en la zona. Este año, era un año récord en precipitaciones en al zona Norte y esto ha causado que haya sido el desierto más florido en 20 años.

Hoy que empieza la primavera (o casi) quiero enseñaros un pedacito de este milagro de la naturaleza que vale la pena ver. Esto se produce principalmente entre las zonas de Copiapó y Vallenar, tanto en la costa como en el interior. Las flores son de distinto color si es la zona costera o si es la zona interior. Pero de las cosas más impresionantes es poder ir por la carretera, con desierto a ambos lados, nada más que arena, y poder ir identificando esas islas verdes donde la vegetación se ha hecho un espacio, y esas islas lilas, fucsias, blancas, donde las flores le ponen un toque de color a la zona. Os dejo con algunas de las fotos:

Desierto de Atacama en flor

zona interior

De vista más alejada hasta el detalle de una de las flores que más abundaban, te dejo un recogido de las fotografías de nuestro recorrido por la ruta interior del Desierto Florido. En la parte interior es donde los contrastes de color más destacaban, bellezas a la vista:

 

Ruta costera

La costa nos regalaba otros paisajes, además del contraste de tener a la derecha el mar y a la izquierda el desierto. Las flores eran de tonos blancos y lila clarito, pero había muchas más islas verdes, mucha más vegetación. Te dejo un par de fotos…

 

Eso sí, el camino costero, que era más de tierra, nos tenía reservada una sorpresa camino a Puerto Viejo…se había caído!!! Camino cortado y media vuelta!

Lo que sí había eran km y km de playa vacía, por lo que no podíamos evitar parar y ya que dimos media vuelta, nos entretuvimos aunque fuera a jugar con las olas en la orilla:

Bahía inglesa

Porque en el viaje no solo podíamos hacer lo que nosotros queríamos, las niñas desde que vieron un trozo de mar pedían agua, así que les dedicamos un día entero de playa. Esta playa digna de revista del Caribe fue un regalo, de hecho ahí fuimos a comer varias veces para disfrutar de la vista…y es que, que vista. Pero cuando digo playa no nos imagines flotando en el mar, que con suerte estábamos a 18 grados, pero…las hay valientes…

Pero no solo están sus flores y sus playas, el norte también te regala atardeceres como este…

Espero que hayas disfrutado del paseo, sigue conociendo Chile y sus paisajes en el blog. Aprovecho de unir todas estas flores a la iniciativa del proyecto fotográfico de la A a la Z.