Salir a comer con niños pequeños es un caos. Bueno, la verdad es que tomarse un café, un helado, o lo que sea con niños puede ser un caos. Pero saliendo a comer se multiplica el caos. A mi me gusta ese caos, pero es un caos.
Desde que nació mi hija mayor siempre hemos salido a comer fuera todos. Al principio era muy fácil, porque le encaraba el cochecito y se quedaba enseguida dormida, i si lo calculábamos bien, dormía toda la comida. Al crecer, cada vez le costaba más estarse quieta, pero ir a deshora para una atención más rápida y llevarle algo para hacer era todo lo necesario. Y ella estaba acostumbrada así que no había mayor problema.
Entonces nació la pequeña y la cosa se complica. A la pequeña no le gusta dormir en el coche, solo con su madre, en brazos. Y con dos…el tema se complica. No porque ellas sean complicadas, sino porque la una quiere dormir encima mío, la otra quiere que yo le dé de comer, …
Ahora tienen 2 y 4 años, se aburren de estar tanto rato quietas, y encima se potencian la una a la otra….la escena de hoy ha sido cómica: yo con una sentada sobre una pierna entreteniéndola como podía, mientras intentaba cortarme la carne para comer. La otra sentada con la silla pegada a la mía, pidiéndome que yo y solo yo le cortara el pollo. Total, la verdad es que no recuerdo el sabor de lo que he comido. La mitad de la comida me ha parecido que estaba usando cuatro brazos más que dos, la otra mitad de la comida me la he pasado persiguiéndolas.
Aun así, seguiré saliendo con ellas a comer, porque me gusta y porque creo que no pasa nada, es solo que cojan costumbre, y llevarles algo para entretenerse. Y si vas a deshoras, más fácil aun.
Además, por todos lados hay restaurantes pensados para familias, que aun te lo ponen más fácil. Y eso ayuda (me tengo que hacer una lista de esos restaurantes por esta zona…)
Pensandolo bien ¿por qué será realmente que nos estresamos enseguida cuando salimos a comer con niños? porque es una de las típicas situaciones en que podemos perder la paciencia y se nos olvida que no son más que niños, y les aburre estarse sentados? Es por las miradas!!! Porque desde que entras a un restaurante todos te miran, y no con mucho cariño.
Los camareros te miran pensando «uff…doble trabajo», los de las mesas cercanas ponen cara de «no te sientes a mi lado que seguro que tu hijo no me deja comer tranquilo»….y bueno, si tu hijo habla, ríe o llora en un tono de voz típicamente infantil…ya las miradas son en plan «edúcalo!» Y eso, nada más llegar
Pero la verdad, mientras no haya restaurantes que prohiban la entrada con niños (que si ya hay hoteles vete a saber si no hay alguno…) encuentro que los demás deberían ponerse en nuestra piel. Los niños hacen ruido, les gusta correr, hablan más fuerte, y se cansan rápido. Pero los padres con hijos tenemos derecho a salir con ellos y pasarlo bien, a ver si no! a mi me gusta salir con ellas.
De hecho, teniendo dos hijos en casa (menores de 5 años) en realidad no es un caos salir a comer…el caos es comer! Alguno recuerda la ultima vez que comió sin levantarse para algo? Sin compartir parte de su cena con niños que ya han cenado hace rato porque les gusta lo que tu comes? o aquella vez (o veces) que dejaste tu cena a medias porque tu hija se despertó con una pesadilla? o esos momentos en que está todo listo, nos sentamos, una de las niñas come un trozo y entonces…»mama tengo caca» (y ya sabes, o comes recalentado o comes frío) y para cuando vuelves…cambio de turno, la otra ha seguido sus pasos y hay que cambiar pañales…y total, llegas de vuelta en el postre!
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