El primer minuto de vida

Cada vez estoy más convencida que el primer minuto de vida, marca. Es una pincelada más del carácter y de la forma de ser que tendrá esa pequeña criatura que acaba de nacer.

He tenido dos partos muy diferentes, más o menos respetados según a quien se pregunte o como se mire. Tuve la suerte, también por la filosofía de mi médico, de que ambas nacieran por parto vaginal (y estadísticamente esto aquí es cada vez más improbable)

Hay una cosa que recuerdo del segundo parto, y que me hizo darme cuenta que el primero fue más frío y menos respetado de lo que debiese haber sido. Recuerdo sentir nacer a la pequeña, con poquita anestesia (y eso que la segunda dosis no la queria), recuerdo como salió de un solo empujón, sin que nadie presionara mi barriga. Salió enterita de un solo pujo. Tenía ganas de nacer.

Recuerdo que me la pusieron encima, primero de espaldas al parecer el cordón era corto y no llegaba más. Pero estaba piel con piel. Y después, bien arriba y bien cerca. Y allí se quedó, conmigo, sin apenas llorar. Allí la limpiaron y auscultaron la primera vez.

Primer momento

Al rato, cuando se enfriaba, sí se la llevaron al cambiador. Pero la vistieron y ahí estaba de vuelta conmigo en brazos. Conmigo salió de la sala de parto y conmigo estuvo el 90% del tiempo en la clínica.

Esta descripción puede sonar muy normal, muy como debiese ser, o tal vez para algunos suene poco natural, o para algunos que quizá vivieron un parto menos respetado o una cesárea sin piel con piel, sonará como «lo que querían que fuera» Supongo que habrá de todo. Pero así fue para mi, y yo lo sentí muy diferente, demasiado, del parto de mi primera hija.

En mi primer parto pase muchas horas sin anestesia estirada en una camilla, sin poder moverme, sin saber como ponerme. Después, un nacimiento con una epidural de las antiguas, de esas que no te dejan sentir nada, con las que no puedes ni caminar. No podía ni empujar…Y después, después me la dejaron ver y tocar apenas un minuto, y después se la llevaron donde ni siquiera podía verla. Y no la vi en varias horas. De hecho, fui yo a verla a la incubadora…una niña nacida a las 40 semanas, con 3.8kg de peso…aun no sé bien porqué paso por incubadora. La vi poco durante el tiempo de estancia en la clínica.

En el segundo, estuve de parto todo el día, en mi casa, llegué a la clínica casi dilatada de 8cm, me pusieron mucha menos anestesia, pasé 3 horas en el hospital antes de tener a mi hija en brazos…

Y ellas son tan diferentes…La mayor, busca mucho el contacto cuando tiene miedo, cuando necesita apoyo, cuando necesita cariño, pero el resto del tiempo, le gusta estar acompañada pero no pegada. Y se estresa, se estresa por casi cualquier cosa que se salga de lo habitual. La pequeña, en cambio, busca siempre el contacto. El mio principalmente, rechazando muchas veces el del resto de familiares. Sigue gustándole dormir en la posición que la pusieron cuando nació, con su cabeza sobre mi barriga, piel con piel. Encuentra su seguridad solo con esconder su mano o su piel bajo mi ropa, siempre en la barriga. Es cariñosa, es mimosa, es muy del contacto, muy de piel.

Son cosas que me sorprenden. Siento y pienso que la manera en que vienen al mundo les marca. A ellos y a nosotros. Yo siento conexiones distintas con cada una de ellas. Es extraño.

Me gustaría que todas las mujeres, todas las futuras madres tuviéramos la oportunidad de elegir cómo queremos que sea el parto. Pero bien informadas, conociendo las opciones. Sin opiniones subjetivas de los médicos. Opciones objetivas. Para no descubrir después que lo que nos venden como normal no lo es, que puede ser aun mejor. Me gustaría que las cesáreas y las anestesias y demás intervenciones fueran usadas cuando son necesarias, no como una manera de «mecanizar y acelerar el parto».

Hay lugares en los que ya es así, pero en otros está muy lejos de ser así. Hay casos en los que las cesáreas son necesarias, en los que salvan vidas. Por eso existen. Pero hay casos en los que no. Hay casos en los que se utiliza para programar un parto, acelerarlo si no se dilata rápido…como también hay casos de partos completamente naturales, ya sea en casa o en un centro, que me dan envidia de lo naturales y seguros que son. De la fuerza que transmiten las madres que los explican.

Recuerdo hace años como una amiga me describía a su ginecólogo como perfecto, excepto porque no le dejaba programar una cesárea para su parto. Yo no era madre en ese momento, pero no entendía porqué ella querría parir así, por qué quería programarse una operación. Ahora que he vivido dos partos, aun la entiendo menos. Por suerte, su médico no se dejó convencer y ella ahora es feliz de haber vivido dos partos sin cesárea.

Informémonos, no nos dejemos llevar. Yo me dejé llevar en el primero, y cambiaría tantas cosas…No tengamos miedo de pedir el parto que queremos. El parto es un momento muy bonito, que no vivimos tantas veces en la vida, y que tiene una fuerza muy grande cuando se vive con intensidad, cuando se sufre, cuando tus sentidos están despiertos y te guían en el proceso. Pero no seamos tontos tampoco, si existe alguna complicación, tampoco hay que negarse a acelerar el parto o a una cesárea.

Creo que una de las cosas más importantes es tener un ginecólogo alineado a tu forma de pensar, y en como quieres vivir el parto. El mio fue así, desde el primer momento tuvo claro que yo quería un parto lo más natural posible. Igual no cumplió 100% en el primer parto, pero cumplió mejor en el segundo. La matrona también debe estar alineada, es casi tan importante como el médico…aquí la ves pocas veces, solo en el ultimo mes y siento que yo necesitaba más, para transmitirle como quería que fuera el parto, y quizás ella no entendió del todo esa naturalidad que yo quería. Quizá hubo cosas que cambiaría en ese aspecto…

Y la otra figura esencial es el neonatólogo. Aquí no lo escoges, es el que es. No puedes contarle cómo quieres que sean los primeros minutos, no puedes explicarle que eres tú quien quiere cortar el cordón. En mi caso, no tuvieron nada que ver uno con otro. El primero pasó de todo lo relacionado con apego, piel con piel, lactancia temprana. Apenas le vimos un par de veces, pues su poco apoyo a una lactancia difícil me bastó para cmabiarme. La segunda vez, el cambio fue radical. 100% respeto, apego, lactancia temprana. Todo ayuda. Claro que el tema de la lactancia da para otro post

En muchos países creo que el personal médico podría hacer buen uso de charlas pro apego, pro parto respetado, pro lactancia…y debería preguntar más a las madres, dejarlas participar más activamente de sus partos. Como dice Michel Odent, “Las necesidades básicas fisiológicas de un bebé recién nacido pueden resumirse en una sola frase: Un Bebé recién nacido necesita a su madre”.

nacer-michel-odent

En fin, para las madres, en mi humilde opinión: mucha información, mucha fuerza por ser respetadas, informarse de todos los puntos de vista, de madres que han vivido distintos partos. Porque quizá en el parto se sufre dolor, pero es un gran momento, y vale la pena vivirlo intensamente…pienso yo.

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18 comentarios en “El primer minuto de vida

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  9. No pues entonces que va a ser de mi hija ja ja la sacaron con cesarea, le sacaron las flemas, me la mostraron 10 segundos, se la llevaron a otro cuarto, no la vi media hora y ya luego me la trajeron. Encima escuché cuando la aventaban como una bolsa de carne a la bascula y como berreo y hasta la fecha le da miedo cuando la pesan pobrecilla. Pero pues no es mi culpa asi son los hospitales publicos de nuestro pais. Yo no creo que nada mas te marque el primer minuto te marca cada dia de tu vida.

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  14. Tal cual como fueron mis partos, han sido los míos. Una diferencia. El segundo parto fue programado por un pequeño problemilla pero fue vaginal. En ningún momento la ginecóloga me propuso la cesárea. También es verdad que no era urgentisimo. Estuvo muy pendiente de mi. Era cómo tener a tu mejor amiga en el quirófano. Lo primero que hizo fue ponérmela encima. Con la primera todo fue muy frío y se la llevaron a vestirla y hacerle pruebas. Que gran diferencia de partos y profesionales

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