Etapas

Esta semana los sentimientos están a flor de piel, estoy viendo a las niñas avanzar, cerrar unas etapas para empezar otras, y no sabría decir a quien le cuesta más, si a ellas o a mi.

La pequeña está dejando la sala cuna, para pasar al siguiente nivel en la guardería, ese nivel en el que debe mejorar su lenguaje, dejar los pañales, aprender a dibujar, a compartir, a correr…ese nivel en el que pasa a ser un bebe grande. Y ella no quiere hacerlo. Pasa de ser la mayor de la clase a ser la más pequeña, se siente intimidada por esos niños que corren a su alrededor, y que con su poca estabilidad la tiran todo el rato. Deja a esas profesoras que la han abrazado, mimado, cuidado y acompañado los últimos meses, para encontrarse una clase con muchos más niños, niños que se dan más cuenta de lo que es ir a la guardería, que lloran más, una clase llena de caras que no reconoce. Es un cambio que no le gusta. A ella, que cuando llegábamos a la clase se tiraba a los brazos de la profesora que saliera a buscarla, ahora le cuesta un mundo entrar. Ahora, cuando llegamos y su padre la entra en clase, me busca, llama a sus antiguas profes, y no deja de decir que no. Y me mira a mi. No sé como explicárselo. Y la verdad, me sabe mal no poder devolverla a su anterior clase, para que juegue tranquila y segura en su entorno conocido. Se le pasará, lo sé, pero no me gusta que lo pase mal.

Y la mayor…la mayor acaba de dejar la guardería. Después de tres años, deja un entorno que para ella era como una segunda casa, un sitio donde ha crecido como persona, donde se ha liberado de parte de su timidez, donde se ha sentido cómoda como para inventar juegos para sus compañeros, como para ser la que se levanta a responder a la profesora, como para ser ella quien ayuda a sus compañeros más pequeños.  Es la clase donde ha hecho sus primeras amigas, amigas de verdad. Aquéllas de las que hablas cuando llegas a casa, que es igual que las veas todo el día pero quieres que vengan a tu casa el fin de semana, aquéllas que no pueden faltar a tu cumpleaños, a las que nombra cuando inventas juegos imaginarios. Y esta estala, la acabamos de terminar!!

Hemos pasado por muchas cosas en la guardería. momentos complicados, y momentos muy muy buenos. Sobretodo este último año, donde el equipo educativo ha hecho las mil maravillas de este grupo. A la Churun la han ayudado a creer en si misma, a defender sus opiniones, a expresar sus sentimientos, la han enseñado a crecer.

Como nos decía su profesora «no es la misma que llegó a este nivel hace un año, la echaré mucho de menos»

El entorno y las profesoras eran un entorno seguro para la pequeña, y para la mayor. Ella un no sabe que quiere decir dejar de ir a la guardería, no entiende lo que comporta, no sabe que a muchos de los amigos que ha hecho no los volverá a ver, pues cada uno se distribuirá en un colegio diferente según la elección de sus padres. Ella que sigue confundiéndo mi nombre con el de su profesora, a la que quiere como un miembro de la familia. Hemos visto lágrimas en su último día (muchas de ellas que se han escondido), hemos visto largos abrazos como no habíamos visto antes, y hemos podido comprobar el cariño que le tienen sus compañeros y profesores, con el mural de despedida que le han hecho entre todos, con dibujos, frases típicas y buenos deseos.

Ahora tenemos unos días de descanso para digerir este cierre, para preparar la entrada al colegio, una colegio con unas instalaciones que harán las delicias de la Churun, pero también un colegio con un idioma extraño, lleno de caras nuevas, con otras rutinas, otras costumbres, en una clase con alumnos que ya se conocen.

De corazón espero que todo lo que ha aprendido en esta etapa con las Natis y la Kati la ayuden en este cambio, a acostumbrarse lo más rápido posible!

Veremos! Quizá nos sorprenda esta pequeña a la que siempre le han costado los cambios. De momento…me gustaría parar el tiempo…que pasa tan y tan rápido!!!

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