Hoy compartimos…Mascotas

Hola!!!

Como todos los meses, el cuarto lunes de cada mes, se da cita el encuentro mensual de blogs Hoy compartimos, donde un grupo de bloggers de diferente temática se reunen para postear sobre un tema común cada mes.

mascotas

Este mes las chicas me lo han puesto muy dificil. No tengo mascotas desde hace muchos años, aunque tuve unas cuantas durante mi niñez. Pero hoy, os voy a hablar de mi mascota favorita, de la que podríamos llamar que es la única (el único en realidad) si alguien me pregunta. Y ni siquiera le considero una mascota. Mi perrito, que hace ya años que no está con nosotros, era para mi parte de la familia, mucho más que una mascota, un compañero fiel, con el que peleaba, jugaba, reia, y a quien abrazaba.

Yo debía tener 7 años cuando Rocky se integró a la familia. Yo le tenía miedo a los perros. No desde siempre, pero sí desde que nuestro pastor alemán mordió a mi madre (y casi le arranca el brazo) Me costó mucho volver a comer lo que estaba cenando ese día, después de que se me atragantara con el chillido que oí.

Les cogí terror, y aun tengo mucho respeto por los perros que midan más de dos palmos de altura. Pero entonces era cualquier perro que me daba un no se qué, no me quería ni acercar. Hasta que llegó Rocky. Un Lhasa Apso nacido un 15 de Diciembre y que llegó a casa poco después de Navidad.

Vamos por partes, ¿conocéis la raza Lhasa Apso?

El Lhasa Apso es de origen tibetano, de pequeño tamaño, caracterizado principalmente por la gran longitud de su pelo, cuya finalidad principal es evitar la pérdida de calor para soportar las bajas temperaturas y protegerse de la radiaciones solares.

Podrían haber existido desde el año 800 a.c Su principal cometido era el de alertar con sus fuertes ladridos a los mastines tibetanos de la presencia de extraños. Son símbolo de suerte, por eso eran regalados por los monjes a los altos mandatarios de otros países. El texto es de wikipedia, más aqui)

Son perros con pelo largo, parecidos a los Shi-tsu pero bien diferentes si les miras de cerca. Son tranquilos, les gusta estar estirados en el suelo, especialmente encima de tus pies para darte calor. Viviendo en barcelona, al mio lo teníamos achicharrado de calor todo el día, asi que le hicimos varios cortes de pelo. A cual más…extravagante.

Pero, aunque me encantaría compartir las múltiples fotos que le hice…están todas en los álbumes familiares en un trastero en Barcelona…así que este post no será protagonista por sus fotos…aunque alguna espero rescatar de alguna parte.

Me encantaba tener a mi perrito. Siempre da pereza sacarlos a pasear a las tantas de la noche, o a primera hora de la mañana. Pero me encantaba escucharlo subir y bajar la escalera, que corriera a verme cuando llegaba, que me despertara de la siesta lamiéndome el dedo pequeño del pie para hacerme cosquillas, que se espatarrara en las corrientes de aire del calor que pasaba, su mirada de «puedo subirme?» cuando te sentabas en el sofa, el olor, como le gustaba bañarse en la piscina o la playa pero como corría despavorido si intentabas ducharle.

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Hay tantos recuerdos! Estuvo 15 años con nosotros! Recuerdo su forma de sacudirse el agua, como se alegraba cuando saliamos a pasear con su amigo Rufus, como le gustaba llevarnos de cabeza porque pillaba garrapatas cada dos por tres, como le gustaba hacerse el valiente con los perros más grandes (y la de mordiscos que se llevó), como le gustaba escaparse tras cualquier perrita, sus dientes separados que asomaban por ese morrito chiquitito. Y lo celoso que era! Más valía que no se acercara un bebe, porque seguro que se llevaba, por lo menos, un rasguño!

Era fiel, cariñoso pero con carácter, le encantaba el jamón en dulce, ojala le dieras sobras y no pienso; sabía cavar como el perro más grande y se marcó unos destrozos a forma de tuneles en el jardín que tenían «contentos» a todos; se escapaba siempre que podía (ya me encontraran debía pensar…), corría como liebre (creedme, no había como pillarle) y le encantaba que le tiraras una pelota y derrapar al recogerla.

Le tuvimos que operar, el pusieron hierros en una pierna, tomaba medicamentos para el corazón, y él aguantaba como un campeón. 15 años! Pero se hacía mayor y hubo un achaque con el que no pudo. Siempre me he sentido un poco culpable por haber tenido que llevarle a «dormirlo». De hecho hace mucho, lo contaba aquí. Sobretodo culpable porque todo empezó un día en que yo me retrasé en llegar a casa, el pobre debía tener sed, o hambre, o calor, o aburrimiento, y se fue a meter por debajo de una puerta abierta para ir a buscar ves a saber qué,…pero se quedó atrapado y se le dañó la cadera. Entrar en casa, no escucharle moverse sino escuchar su lamento…todavía lo recuerdo.

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A partir de ahí el pobre apenas caminaba. Había que llevarle en brazos si tenía que subir o bajar escaleras. Se cansaba de caminar, le dolía y se veía, le costaba tanto hacer pipi que se hacía encima por las noches. Ya no podía jugar, ya no podía campar a sus anchas como a él le gustaba. Recuerdo lo mal que olía la casa en aquellos días y semanas, porque se hacía donde podía aunque no le gustara, recuerdo que no se le podía dejar solo, y cada vez había que llevarlo más en brazos. Recuerdo que no me importaba, sabía que los médicos no podían curarle esa lesión y pensaba que podríamos estar así el tiempo que él tuviera que estar así, que había que estar por él y acompañarle como nos había hecho compañía a nosotros.

Hasta que un día, observándole, vi la mueca de dolor al moverse, escuché el quejido que intentaba ocultar. Y supe que lo último que debía hacer, era dejar que sufriera. Recuerdo la llevada al doctor, el nudo en el estómago, recuerdo que intentó morderme para que lo soltara, pero después lamió mi dedo y se apoyo en mí y quedó tranquilo en mis brazos.

Así que aprovecho esta oportunidad para dedicarle este post, y las lagrimas que lo acompañan. Siempre le echaré de menos. Me encantaría que mis hijas tuvieran un perrito como él, pero no habrá nunca otro igual.

Podeis ver al resto de blogs participantes aquí o en la página de Facebook de la quedada.


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28 comentarios en “Hoy compartimos…Mascotas

  1. Qué penita Lai. El recuerdo de las mascotas siempre es tan agridulce, porque cómo duele perderlas. Mi perrita Sigrid es muy, muy vieja, tiene 16-17 años y sigue aguantando como una jabata, pero cada vez tiene más achaques y yo me echo a temblar sólo de pensarlo… Besotes!

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  2. Uf!! Estoy con lagrimas en los ojos, nadie sabe lo duro que puede llegar a ser perder un fiel amigo y la decisión más dificil de llevarlo al veterinario. Estas cosas nunca se olvidan y nuestros amiguitos son irremplazables.
    Un beso fuerte!

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  3. Uff… madre mía, ya me da pena cuando leo que ya no están con vosotros si encima me lo detallas me da un patatús… :S Aún hubisteis la suerte de que os duró mucho tiempo, yo intento disfrutarlo cada día porque nunca se sabe…

    Besitos ^^,

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  4. Que pena cuando se van, yo he pasado también por eso y es un horror, pensaba que nunca podría pensar en él sin llorar, y ahora cuando le recuerdo hay veces que lloro y otras le recuerdo con una sonrisa, como él se merece. Rocky fue muy feliz contigo y te dio momentos inolvidables y esos son los que tienes que recordar. Animo

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  5. madre mia que historia!!! me has hecho llorar que penita perderlo, el pobre era muy bonito, yo tb lo kiero es uno mas de mi familia y sólo pensar que lo podría perder ufff pues espero que dure también lo máximo posible conmigo. un beso guapa

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  6. La verdad es que cuando te muerden siempre lo llevas contigo…pero no todos los perros son igusles…
    Como tu bichito!!! No conocia el nombre de la raza pero es una monada….
    A lo mejor algun dia tengas otra mascota…sin pensarlo…
    Besos

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  7. ¡¡¡Ufffff, chica…!!! ¡Vaya entradita para comenzar un lunes! ¿Y cómo me quito yo ahora este nudo en el estómago…?

    En casa tuvimos un perro, cuando yo iba al colegio y al instituto; un mastín leonés, al que también tuvimos que sacrificar (o dejar morir, mejor dicho. Igual pudimos haber hecho más por él, pero vete a saber ya…), y era un bendito.

    Recuerdo perfectamente la noche en que se puso malo. Era el mejor perro del mundo. Y respectoa lo de volver a tener perros… pues lo mismo que tú: me encantaría volver a tener un perro en casa, y que mi lechona se vaya criando con animales (bueno, tenemos al gato, claro…), pero aquí mi Churri, es alégica al pelo de perro, así que mal lo tenemos, ese tema.

    ¡¡Besazos, cariño!! ¡Que siempre tendremos esos hocicos en nuestro recuerdo! 😉

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