No sé qué hacer

Mes del libro, pero no siempre los libros son para leer. En este caso, nos vamos a entretener en estas 125 páginas. Este libro, la verdad, nos ha venido como anillo al dedo en casa. No hay nada como un libro con 1001 actividades para hacer en caso de aburrimiento en una cuarentena, que va para largo. Porque podemos intentar hacernos horarios, jugar juegos de mesa, pintar, intentar seguir el curso escolar, pero son muchas horas. 5 semanas llevamos ya sin pisar la calle. Necesitamos ideas! Así que aquí van unas cuantas, algunas de las cuales ya fui enseñando por las redes sociales.

No sé que hacer

En este libro, actividades hay de todo tipo. El índice nos divide las ideas en: actividades, recetas, bromas, experiencias, juegos, nudos y cortes o dobleces de papel. En nuestro caso lo que nos hemos encontrado en algún caso es que no teníamos algunos de los materiales necesarios, pero más de uno irá incluido en la próxima lista del supermercado.

Dibujos animados

El primero que eligió terremoto mayor fue hacer un cañón de aire. tuvimos algunas dificultades para que efectivamente saliera aire, probablemente porque el plástico no quedaba tenso, pero lo logramos. El siguiente, elegido por la pequeña, fue hacer dibujos animados.

dibujos-animados-diy

El mayor problema que tuvimos entre las tres fue lograr pensar en el movimiento que queríamos expresar y dibujarlo.  A la mayor de las terremoto, que hasta pintó su dibujo, es a quien le quedó mejor, os lo enseñaba por instagram:

 

Frío y calorfrio-calor-experimento

Otro de los experimentos que elegimos fue uno bien sencillo, para comprobar cómo se sienten los cambios de temperatura del agua con los dedos. ¿Sientes lo mismos si pones una mano en agua fría, y después en agua caliente que si lo haces al revés? Y si pruebas con agua tibia?

Un experimento sencillo que sorprendió a ambas niñas! De esas cosas que a uno no se le ocurre, y por eso existen esa maravilla de libros que nos dan buenísimas ideas. Así te enseñamos el experimento, para que lo probéis en casa:

Titulo: No sé qué hacer
Autor: Denis Lelievre
Editorial: Picarona 

 

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3 comentarios en “No sé qué hacer

  1. Pingback: ¿Nos aburrimos en cuarentena? | Asi piensa una mamá

  2. ¡Qué divertido! A veces está bueno tener un tiempo sin planificar, o de hacer nada hasta que se nos ocurra algo, y ciertamente también pasa que muchas veces las ideas atraen más ideas. Conocía una serie de juegos que los denomino «de sala de espera», de esos juegos que son muy útiles para hacer algo de tiempo hasta que nos toca el turno de hacer otra cosa, como por ejemplo mientras uno espera en la fila del supermercado, o cuando esperamos a que se termine de hornear alguna comida. Por ejemplo, ir contando de uno en uno, de una persona a la vez, pero sin decir algún número (por ej.: saltearse los números que terminan en tres y ocho). «A: dice uno, B: dice: dos, A: debe decir cuatro, B: sigue con el número cinco, y así». El que se equivoca y dice el número que había que exceptuar pierde. Al principio parece fácil, pero cuando uno va aumentando la velocidad hay más riesgo que uno se distraiga, ¡y zas! diga el número.
    Lo interesante es que se puede ir modificando para hacerlo más o menos difícil.
    La otra que es muy conocida es la que uno empieza diciendo una palabra, el otro a esa palabra le agrega otra y así van formando una oración, al que le toca su turno no debe olvidarse ninguna palabra desde el inicio del juego, si obvia alguna palabra o dice una errada pierde.
    Otro juego que causa mucha risa es colocar en una bolsa varios objetos muy distintos entre sí, pero que los participantes del juego no los vean antes de colocarlos allí. Después un participante debe colocar la mano dentro de la bolsa y tratar de describir el objeto para que los demás adivinen qué es. Una variante es que el que tiene el objeto sólo pueda responder «sí» o «no» a las preguntas que le hacen los demás para adivinar (¿Es cuadrado? por ej.). Entonces podríamos colocar un dado, un peluche, y así.
    De peque me habían contado de manera muy graciosa una historia que creo que a tus peques le divertirán. La gracia está en contarlo de manera muy humorística junto con un lápiz y un papel. Te la resumo:
    Érase una vez un hombre que buscaba trabajo, pero era muy de madera, aunque muy suertudo. Se le estaba poniendo difícil pero ya estaba muy jugado y se arriesgaría igual. Le entregaron un examen para obtener el puesto que consistía en lo siguiente:
    Geometría: Había un cuadrado. Debía, usando sólo dos líneas, lograr formar cuatro triángulos equiláteros.
    Idioma: Debía escribir en inglés la palabra nariz.
    Matemática: Escribir la tabla del 9.
    Se puso nervioso porque todo le resultaba en extremo difícil. Pasaba el tiempo y tenía que responder sí o sí. Y se dijo: ya fue, que sea lo que tenga que ser.
    Al del cuadrado, le hizo una cruz, porque no sabía la respuesta. Al de la nariz, le escribió «nose» porque eso fue lo que pensó («no sé»).
    Y con respecto a la tabla del 9, hizo lo siguiente:
    Sabía contar hasta 9, y obvioooo que sabía que 1×9 era 9. Pero no sabía el resto de los resultados. Escribió, junto al igual, de arriba hacia abajo 1, 2, 3, 4 hasta el 9 haciendo una enumeración de lo que no sabía. Y pensó, y no, no se le ocurría nada, así que volvió a contar todos los resultados que no sabía responder, enumerándolos desde abajo hacia arriba otra vez: 1,2,3 hasta el 9. Entregó la hoja y el entrevistador la miró y quedó asombrado, ¡había acertado en todo! Le felicitó y quedó con el puesto!
    Sin saberlo él, las 2 líneas que iban de un ángulo al otro del cuadrado, cruzadas entre sí, lograron formar los triángulos, «nose» es nariz en inglés. Y efectivamente:
    1×9 = 9
    2×9= 18
    3×9=27
    4×9=36
    5×9=45
    6×9=54
    7×9=63
    8×9=72
    9×9=81
    🙂

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