Varias veces en el año me paro y te escribo unas lineas, ya sea en esa nota en el móvil que va registrando momentos y anécdotas que después escribimos en el álbum, ya sea por mail.

Solo para que no se me olviden esos momentos, esos instantes que me gustaría tener siempre frescos en la memoria sin tener que apuntarlos; pero eso no encaja con mi memoria de pez…

Y cada año, por esta fecha, podría repetir de nuevo todo lo que me has enseñado en este septenio que llevamos compartido. ¿Cuántas veces he dicho aquí que tu me enseñaste a disfrutar la maternidad y olvidar los prejuicios y los comentarios ajenos? ¿Cuántas veces he dado las gracias por arrancarme de esas ideas preconcebidas de antaño y enseñarme que gritando no se consigue nada bueno? Ese momento en el que con tu sabiduría de bebé venciste al ogro que siempre salía para resolver las cosas de la forma más «fácil».

Tú no solo me has descubierto el abanico inmenso de emociones que existen, sino cómo es expresarlas. No he conocido persona que exprese con tanta claridad la rabia, la pena, la felicidad, la emoción; y que pueda pasar de un estado a otro tantas veces como sea necesario en un día. Necesitamos trabajar en la gestión de esas emociones, pero como hablamos siempre: para aprender a entenderlas y manejarlas, no taparlas ni esconderlas. Yo no he sabido nunca expresar bien las emociones, tú que lo dominas a la perfección, no dejes que los «no llores» te hagan desaprender. Si hay que llorar, se llora. Exprésate siempre tan libremente como ahora. 

Es algo que me encanta de ti. Encantas a todos con tus miradas, con tu ternura y con tu sonrisa. Pero a la vez eres capaz de mostrar tu carácter, de hacer valer tus opiniones y no dar brazo a torcer cuando tienes algo muy claro.

Esa combinación explosiva espero que no la cambies nunca.

Y hablando de emociones, una de las que más me gusta es la que transmites cuando tu cumpleaños se acerca. Incluso hiciste un calendario con la cuenta atrás; una flor cuyos pétalos nos iban indicando los días que faltaban. Y lo tienes todo controlado. No te cortas un pelo en pedir a cada uno lo que quieres de regalo: así aciertan seguro. Y quieres saber cuándo se celebra, cómo, con quién, a qué hora,… y nos has ido contando toda esta semana lo emocionada que estabas. Lo vives intensamente, los días previos, el mismo día, y los días posteriores, repasando lo que viviste.

Este año, una vez más, estos 365 han dado para mucho. Tu autonomía, tus reflexiones, tus razonamientos, ¡cómo creces!...atrás quedó ese bebé, y la niña que tengo delante crece a pasos agigantados. Me encanta la persona en la que te estás convirtiendo, cómo te esfuerzas en aprender lo que te gusta, en mejorar, cómo expresas cariño a los demás.

Y somos muy diferentes, y ese nexo que creamos cuando naciste nos une, igual que ese momento que vencimos, pero eso me reafirma que vamos a tener que seguir aprendiendo. Porque cuando nos enfadamos, yo lo sé, tú lo sabes, y se nos pasa rápido sin decir nada. Hoy nos arreglamos con una mirada, pero no sé si en la adolescencia será tan fácil si tu carácter crece como tu y te sigue sin gustar hablar de errores!

Pero no corramos tanto, ahora mejor nos toca disfrutar de esos abrazos, de esos mimos que me regalas todos los días, de jugar con tus pinipon, tus pony, de los mundos que inventas, de competir en just dance, y de todos esos momentos que son un tesoro cada día.

Feliz cumpleaños princesa!