Hoy tenemos una nueva historia en la sección «Historias en primera persona». Es la historia de una mamá que dio un giro a su vida, y terminó con un bonito emprendimiento casi sin darse cuenta. Hoy Isa nos cuenta su experiencia y cómo ha vivido todo el proceso.

La Historia de Isa

Soy Isa, mamá de 2 niñas de 5 y de 2,5 años y casada hace 9 años. Hace casi un año, decidí retirarme del trabajo donde estuve 12 buenos años para estar con mis hijas y también por un aspecto profesional, sentí que mi etapa ya había terminado y que tenía que dar un salto.

Y en este caso fue un salto al vacío porque, como muchos, nuestra familia no vive con solo un sueldo. Pero sin pensarlo tanto, tomé la oportunidad de llegar a un acuerdo y me fui, “después veré”, pensé .

Quedarse en casa luego de haber trabajado siempre, fue un desafío. Hubo momentos en que me sentí enredada en un día que pasaba rápido; ordenando, cambiando pañales, haciendo de taxi, cocinando, jugando al té, pintando y ordenando de nuevo.

En lo profesional siempre fui muy enfocada al logro y en la labor de mamá dueña de casa que he vivido siento que los logros son difusos. O son parte de un ciclo muy corto como la administración de la casa (ordenas para volver a ordenar, cocinas y luego cocinas nuevamente, etc.), o de ciclos muy largos como educar; ayudar a manejar las emociones, escolarizar, enseñar normas. Aspectos de la crianza que no tienen un principio ni un final, sino que son una constante con altos y bajos.

Entonces fue duro entender que en esta faceta los logros son a largo plazo y a veces no te das cuenta que pasaron. No hay ascensos, ni bonos, ni premios, nada que te diga que lo estás haciendo bien, sólo tu intuición. Y para escuchar la intuición hay que tener claridad mental, sentirse dueña del rol de mamá y eso cuesta mucho cuando uno trabaja (o a mí me costaba). Pero ya estoy aprendiendo a calibrar, y digo aprendiendo porque me di cuenta que ser mamá se descubre día a día; algunos día te sale bien, otros no tanto…

En este periodo he conocido más a mis hijas, logramos una conexión donde las 3 aprendimos a leernos mejor, lo pasamos bien, , también discutimos, hay mañas y ratos en los que quiero estar sola, pero nos gusta estar juntas y respetamos nuestros tiempos. También con mi marido nos encaminamos más al tipo de padres que queremos ser y, en definitiva, tuvimos más tiempo para concentrarnos en las niñas y en nosotros como papás. No sé si lo hubiéramos logrado si yo seguía trabajando, simplemente por falta de tiempo, de foco, de claridad mental y emocional.

Sinceramente he visto cambios positivos en las niñas, pero debo decir que la más beneficiada he sido yo. Primero porque me siento más empoderada como mamá. Me equivoco?, Si!, pero me doy permiso para cometer mis propios errores porque sé que los cometo por amor, no por descuido y porque ser mamá es demasiado difícil, pero vamos a sobrevivir.

Beneficiada también porque logré cosas objetivas, pude acompañar a mis hijas en su primer año de colegio y su primer año de jardín. Fueron buenas experiencias, muchas incertidumbres se clarificaron y esa ansiedad y otras quedaron controladas.

Beneficiada también porque pese a terminar el día agotada, cuando las niñas se duermen, de repente ya estoy lista para empezar todo de nuevo, con ganas de hacerlo mejor, de disfrutarlo más.

Y muy beneficiada también porque me conocí más. Me di cuenta que me gusta trabajar y que puedo ser mamá y trabajar al mismo tiempo. Suena obvio, pero tal vez antes tenía todo medio revuelto, estando en el trabajo continuamente me preguntaba si las niñas estaban bien, si sentían que la mamá no estaba. O si por el contrario, no me acordaba de ellas en un rato largo, me sentía culpable, “qué mala mamá! En toda la reunión no me acordé de mis hijas” pensaba. Y estando en la casa seguía dándole vueltas al proyecto que estaba atrasado, seguía al wsp con el cliente conflictivo. Estaba en todo sin disfrutar nada.

Hoy pienso que puedo y quiero tener ambos roles. Me hace falta trabajar fuera de la casa (aunque no sea físicamente fuera), pero concentrarme en un mundo propio. Y no solo por tema lucas, que es importante, sino también por un desafío personal, porque tengo ideas que quiero concretar, porque lo puedo disfrutar.

Y por ahora, como un baby step, en familia creamos We Are family, que cumple esas necesidades profesionales, creativas y de un ingreso extra. Pero me costó años darle vida. We Are Family despertó hace como 3 años, cuando mi hija mayor (y única en ese momento) me dice “que linda mamá, quiero vestirme igual que tu”. Desde ahí empezó a crecer la idea de armar algo que respondiera a la inspiración que ella era para mí y yo para ella.

La idea quedó ahí, viva pero dormida, siempre tenía otras prioridades; tuve a mi otra hija, una masiva remodelación de la casa, mucho trabajo, siempre con la cabeza en mil cosas pero nada en concreto.

Y ahora, estando en casa y retirada del mundo laboral, empezaron a surgir estas necesidades de desarrollo profesional, sumado a que mi hija menor tenía una condición médica que implicaba mucho dinero extra al presupuesto mensual. Entonces, me sentí un poco “obligada” a pensar en algo. Y cuando me estreso o estoy pegada con algo, cocino… y en este periodo he cocinado mucho.

Naturalmente mis hijas comenzaron a cocinar conmigo y sobre todo con mi hija mayor se dio un vínculo aún más estrecho mediante la cocina. Entonces quise hacer delantales de cocina igual para las 3. Y se fueron ordenando las ideas, pensé que para el resto podría ser también una linda excusa para generar momentos especiales con sus hijos, momentos que serían bonitos recuerdos después.

Así que partí por ese lado sin saber nada, no soy diseñadora de vestuario y sé solo básico de costura, pero compré unas telas y mi mamá me ayudó.

Fui aprendiendo de a poco, me vi muy ajustada de tiempo, no podía avanzar, entré nuevamente en una lucha interna de cómo lograr hacer esto y ser mamá. Hubo mucho ensayo y error y tuve que organizarme. Probé muchas formas, pizarras, notas, cuadernos, pero ninguna era lo sufrientemente flexible para mí. Con dos niñas de distintas edades, horarios, almuerzos, colaciones, compromisos son todos distintos y se multiplican.

Opté por hacer mi propio organizador en un cartulina y después pensé que si era una solución para mí, lo podría ser para alguien más. Así que empecé a diseñar papelería y acá entró mi marido, que también es publicista. El concreta mis diseños en papelería. Hoy estamos creando a baja escala distintos productos que solucionan pequeños aspectos de la vida en familia. En algunos incorporamos los dibujos de nuestras hijas y ellas son las modelos.

Llegamos al nombre de We Are Family, que el título de una canción muy pegajosa y porque es simple, resume todos los líos del día, las cosas felices, las complicadas, las risas, las angustias, las miles de tareas, los juegos, pero sobre todo resume mucho amor.

Hoy siento que estoy encaminada a desarrollar ambas facetas, la mamá de la casa y la mamá que trabaja. Y si en el futuro vuelvo a trabajar fuera de la casa, sé que mis hijas estarán bien, tal vez nos falte tiempo para disfrutar lo cotidiano, pero sé que nos esforzaremos por tener momentos significativos.

Mientras, con We Are Family estamos trabajando para entregar soluciones bonitas y prácticas a muchas otras familias.

 

Espero que te haya gustado la historia de Isa y su emprendimiento We are Family Además, Isa nos quiere regalar uno de sus delantales, concretamente este de Elsa.

Solo tienes que:

• seguir a We Are Family en Instagram
• Compartir el post de forma pública
• Suscribirte en este formulario

El sorteo estará abierto una semana, hasta el 18 de Enero incluido. Se sorteará el 20 y anunciaré el ganador en este post y le enviaré un mail. Si no responde en 4 días se volverá a sortear.

Felicidades Rosa!