No sé hacerlo…

Tenía otro post programado para mañana, pero no puedo dormirme sin escribir este. Y se va de las teclas al blog directo y sin edición.

Hace un rato he descubierto que por muchos propósitos que uno se haga, al final lo que cuenta es «si te la puedes» en los momentos clave.

Es como aquél que por mucho entrenar, no consigue pegarle bien a la pelota y meter un gol.

Ya sé, hay que seguir intentándolo. Pero cuando fallas, te llena la impotencia, te dan ganas de decir «para que me esfuerzo si es que no sé hacerlo» Y cuesta reponerse de eso.

Y es que yo, no sirvo para tener paciencia y no enfadarme. Antes servía, y de verdad que servía. No me enfadaba por nada. Por mucho que me cabrearas, no ibas a saberlo. No había forma de enfadarme ni oírme gritar.

Hoy figuraba a las 9 de la noche intentando leer un artículo en el ordenador. Después de haber comido tarde, no tenía nada de hambre, pero la enana quería irse a la cama (no por quererse ir a dormir, sino porque no le gustaban los dibujos y pensaba que si se iba a la cama, milagrosamente aparecería peppa en la tele…o así iba diciendo)

Yo le iba explicando que Peppa vendría después. Que si quería irse a dormir podía ir con papá, que yo iba a cenar en un poquito, y entonces la acompañaba. Pero ella, R que R, insistente, con su carácter perseverante. Hasta que ha estallado.

Ella, no yo. Ha empezado a chillar (lo hace a veces, cuando se frustra y está enfadada) Y chillaba sin decir nada, o diciendo que No. íbamos variando.

En ese momento me la he mirado y he pensado en la campaña ponte en mi lugar de Educo. La miraba y pensaba: «qué horrible es que te griten» Intentaba explicarle que ya iba a cenar y enseguida íbamos a dormir y ella seguía gritando sin escucharme. Y de verdad (y ojalá me hubiera durado el pensamiento) la miraba y pensaba en lo horrible que era que te gritaran, y en lo contenta que estaba yo que hacía tanto tiempo que en casa no se levanta la voz para nada, que ni recuerdo cuando fue la última vez.

El hecho es que me he levantado para prepararme la cena. Y sus gritos se han convertido en pataleta, agudizados por el hecho de ver que no le iba a hacer caso. Al final, he pensado que era mejor llevarla a la cama y cenar a las 12 de la noche de ser necesario, que cenar con ella gritándome al oído (porque grita fuerte, y ya iban unos 20 minutos en total, sin parar)

Después de 20 minutos de no solo escuchar gritos, la verdad ya me dolía la cabeza. Justo al ir a llevarla a dormir, la abuela de las criaturas dice «ah…no piensas cenar?» He intentado contarle que prefería cenar tarde que cenar con la enana gritando a mi lado. La reacción de la abuela de las criaturas, enfadándose conmigo, asumiendo que me iba a quedar dormida sin cenar (que podía haber pasado porque la enana sueño no tenía mucho), resoplando y diciendo «yo no digo nada, ala vé», me ha hecho parar.

«20 minutos de gritos y encima me siento culpable por dejar la cena que ha preparado la abuela ahí sin tocar…ves a saber si me duermo» he pensado «ok, voy a cenar»

Me pongo a preparar la mesa y, por un lado, los gritos se intensifican y por el otro, la abuela me dice «para que lo preparas si no vas a cenar» Sigo preparándome la cena y la enana me empieza a tirar de la ropa «a cenar NOOOO, mama conmigooooooo» y ha empezado a pegarme.

Y ahí, mi cabeza no ha podido más. En susurros he empezado a decirle a la enana: «por favor deja de gritar dos minutos, porque tengo que cenar. Lo haré rápido y vamos a la cama. POR FAVOR DEJA DE GRITAR YA PORQUE SI NO DEJAS DE GRITAR ME DUELE LA CABEZA Y SE ME TERMINA LA PACIENCIA Y ESTO ES LO QUE PASAAAAAAAA. NO ME GUSTA QUE GRITES, NO ES DIVERTIDO QUE TE GRITEEEEEN. BASTA YAAAAA»

¿¿Y quien está gritando ahora?? Mierda! Meses y meses de autocontrol tirados por la borda. Reflexiones empáticas 10 minutos atrás…a la basura. Al final, no he podido controlarlo. ¿qué pasa ahora con los buenos propósitos, con empatizar cuando la niña, que es una niña y le cuesta el triple que a mi, se enfada, que pasa con ese ogro que supuestamente teníamos ya desterrado?

Pasa que no sé hacerlo. Casi lo tenía. Iba a quedarme sin cenar o iba a cenar a las 12 de la noche, pero iba a conseguir que la niña dejara de gritar y patalear. Pero no me iba a quedar con el sentimiento de culpa que encima que la abuela de las criaturas había preparado al cena, se iba a quedar sin tocar. Y al final, doble sentimiento de culpa para el plato.

He cenado? Sí. La niña ha dejado de gritar porque yo le hubiera gritado? NO. Ha gritado y peleado más fuerte mientras estaba en brazos durante mi cena (de apenas 2 minutos) y una vez íbamos a irnos al cuarto, se ha puesto a llorar. Y la abuela, pongo la mano en el fuego que se ha ido a dormir más enfadada que contenta porque yo al final haya cenado.

Y yo he comido en dos minutos una comida que aseguro me ha sentado mal, he cabreado a la abuela lo que me ha sentado aun peor y más encima he acabado gritándole a mi hija lo que ya, me parte el alma.

Me parte el alma, me da rabia, me hace sentir impotente de no ser capaz de controlarlo. Casi un año sin que apareciera el ogro, seis meses sin enfadarme ni levantar la voz, sin gruñir, …y volvemos a la casilla de salida.

Y es que aunque no nos lo parezca, hay que hacerse estos propósitos aunque sean pequeños. Porque les marca más de lo que parece (y escribir esto hace que me arrepienta aun más!!!) Y os cuento porqué lo sé. Mi hija mayor es la que sufrió mi mala época hace un año, y ella era la que recibía los gritos. Hace unos días trajo del colegio los trabajos realizados en el taller de emociones durante el curso. Y ¿qué escribió ella en la emoción «qué me pone triste»? «me pone triste cuando mi mamá se enfada conmigo»

Ahí estaba. El proyecto lo hicieron hace poco, meses habían pasado sin gritos ni enfados. Y ella lo recordaba perfectamente. Hemos hablado ella y yo sobre ese dibujo (que es la imagen de portada de este post) y ella misma me cuenta que es «de una vez hace mucho que te enfadaste conmigo, pero ahora ya no lo haces»

Una vez hace mucho, que quedó grabada. Una madre que no gritaba, hasta hoy otra vez. Aunque ella no se haya enterado por estar en otra habitación. Pero es el hecho. El hecho que no se les olvida, y no quiero que la pequeña dibuje eso cuando le pregunten sobre las emociones en el colegio. Prefiero ser protagonista en la emoción «qué me pone contento»

El porqué he vuelto a escribir este post es por la lección que me ha dado mi hija cuando nos hemos ido a la cama. Yo le he pedido perdón y le he contado que no esta bien gritar y que yo no tenía que gritarle. Que hay que hablar las cosas. Le he preguntado si estaba enfadada y ha dicho que no con la cabeza, pero nada más.

Unos segundos después, se gira y me dice «te quedo mucho mami» y me da un beso.

Es verdad que nadie nos enseña a ser padres, que aprendemos por el camino, y aprendemos de nuestros errores. Pero esa frase y ese beso me hacen pensar que tengo dos pequeñas profesoras en casa. Y qué quizás no sé hacerlo, quizás aun no sé controlarme del todo, pero tengo que seguir intentándolo, tengo que seguir aprendiendo. Al fin y al cabo, llevaba casi un año! Tengo que escucharme a mi misma, y a estas dos pequeñas profesoras que me van a ayudar en el camino. Vale la pena aprender por ellas, corregir los errores por ellas, y ser cada día un poquito mejor, por ellas.

edición Agosto 2016: Hace un año y medio que escribí este post. He recorrido un largo camino desde entonces, baches incluidos. Las cosas han cambiado mucho en casa. Hace un año y medio que no hay gritos, que las cosas se hablan, que los ritmos son más pausados, que las pequeñas sonríen mucho más que antes, aunque hayamos tenido momentos difíciles. Las cosas en casa se hablan, las emociones se trabajan, los problemas se conversan, nos respetamos unos a otros, y vivimos más calmados. Este año y medio es solo el principio de unas semillas que estamos plantando en las pequeñas, de otra educación diferente a la que quizá estábamos acostumbrados. Tropezar es duro, pero con esfuerzo y mucho amor, avanzamos y mejoramos todos juntos. Ahora puedo decir que sí tengo paciencia, que las cosas no me exaltan como en el momento que escribí este post. Que establecemos límites desde el respeto. Y que igual que a mi no me exaltan, la pequeña tampoco pide a gritos nada de lo que necesita. Se puede, una educación respetuosa se puede

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31 comentarios en “No sé hacerlo…

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  13. En realida, por mucho que te esfuerces siempre surgen momentos así y es que somos humanos y es muy díifícil en ocasiones mantener los sentimientos bajo control. Pero la clave esta ahí que aunque no somos perfectos hemos de reconocer delante de nuestros peques cuando nos equivocamos.Y esta situación tu frustración y tu enfado lo veo tan normal..y mucho que aguantaste!!!

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  17. ¡¡¡Uffffff, chica…!!! Menudo post… y menudo momentazo. No sé muy bien cómo imaginarme esa sensación… esa frustración y ese sentimiento de… ¿derrota? De creer o pensar, como dices, que todo el esfuerzo -porque ES esfuerzo- de meses y meses, se vaya al garete en un segundo.

    Todavía no me imagino esa fase, pero sé que todo se andará, así que a prepararse toca… pero me parecen maravillosas tus conclusiones; hay que seguir aprendiendo, y efectivamente… tenemos a los maestros en casa.

    ¡Un besazo enorme!

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    • Fue un momentazo…es super frustrante.
      Pero al dia siguiente nos perdonamos la una a la otra, tuvimos un gran dia y bueno, como bien dije, ella me perdono en seguida. Son mi mejores maestras, y sé que puedo lograr no ponerme así…solo requiere parendizaje…y toneladas de paciencia como siempre, jeje
      un beso!!!

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  18. Lamento mucho que las circunstancias te hayan hecho sentir como te sientes pero te quiero animar… no somos perfectas, y en realidad es mucho mejor no serlo. Ser humano implica equivocarse, y el autocontrol es algo que muchísima gente ni contempla en su vida… no seas tan autoexigente, estás haciendo un gran trabajo y es sano equivocarse. Nuestros hijos también tienen que entender que hay momentos en que mamá tiene sangre en las venas. Precisamente porque tú conseguiste no gritar en un año tu reacción habrá hecho entender a tu hija que hoy te has enfadado de verdad… no te culpes, todo se ha alineado para que hoy las cosas fueran así. Seguro que mañana vuelve a salir el sol y lo ves todo de otro color… y quédate con lo mejor: tienes dos peques que te adoran.
    Un besazo desde tu tierra!!!

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    • Gracias!! Sí,tienes razon…al dia siguiente tuvimos un gran dia las tres. Muchas risas y ni un solo llanto. Ya se que hay de todo en el camino de la maternidad pero los gritos es algo que a mi me molesta…mas aun si soy yo la que grita. Siempre me han molestado. Aun asi, prefiero no ser perfecta sino simplemente intentar ser un poco mejor cada dia…de la mano de mis pequeñas profesoras! Gracias por el comentario! 🙂

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  19. Nadie nos prepara para ser madres, aprendemos de nuestras propias experiencias. Yo no creo que por haberle gritado hayas tirado por la borda todo el control que tenias. Es importante no acordarse siempre de lo malo y pensar en que reflexionaste en el momento y hablaste con tu hija. Yo a veces, soy demasiado exigente de mi misma y si a mi hijo se le cae un moco porque esta resfriado o se lastima me culpo demasiado. Si además vivís con la abuela de tu hija, es difícil también porque a veces siento que te están evaluando.
    Sos una gran madre.

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  20. Bueno, lo siento mucho bonita. Como te decía en el otro comentario somos humanos y hay que tratar de controlarse, pero es normal que a veces no lo consigamos y entonces es un momento también para enseñarles que todos nos equivocamos y que cuando eso pasa hay que reconocerlo y pedir perdón. NO es volver a la casilla de salida, ni muchísimo menos. En la vida uno nunca vuelve a la casilla de salida, ni para lo bueno ni para lo malo.
    Un besote!

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  21. Es terrible, es tan difícil no salirse a veces de las casillas, es cierto, ellos son los que nos enseñan a nosotros, yo recuerdo mucho los gritos de mi mamá, fue muy buena madre pero quiero corregir lo que no me gustaba de ella.

    Es tan complicado, Mati está en una época que llora por todo y cuando no le hago caso me dice «la mamá no me quiere, ya no somos amigas» y me duele el alma, no sé cómo explicarle que aunque la corrijo, yo la sigo queriendo mucho y por otro lado están los comentarios de los demás, está niñita está muy regalona y estas haciendo lo mismo con ese niñito k pasa todo el día en brazos o en la pechuga, por eso te cansas tanto, es cierto, me canso pero ellos no tienen la culpa de ser tan seguidos y quiero darles todo el amor a ambos y empalizar con lo que sienten…. Uffffff, porque no me dijeron lo diicil que era esto !! Tb necesito unas pastillas de paciencia!!

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