Lunes. Venimos de un fin de semana en el que, en mi opinión, los niños descansan pero los padres, se cansan más. Descansamos la mente del trabajo y otros temas, pero físicamente, no paramos.

Y de nuevo, lunes. Vuelta al trabajo y, para mi, día en que sale un nuevo capítulo de las series que me gustan..ya no recuerdo los tiempos en que el día x a la hora x, me tiraba en el sofá a ver la serie que seguía en ese momento…o una de las muchas que me entretenían.

Ahora, por suerte, las series son casi «on demand» y a mi me gusta ver los capítulos nuevos, o almenos de una de ellas, el lunes. Porque es el día que las niñas vuelven más cansadas del colegio, porque es el día que por la tarde dan más guerra y protestan más, y quiero un poco de desconexión, «5 minutos» para mi, porque los lunes siempre son mal visto y así, se convierten en un día muy interesante.

Y esta es mi crónica de una noche de lunes cualquiera

Tengo a mi hija menor hiperactiva en casa, lleva una semana sin ir al colegio por estar enferma y ya no sabe que inventar: ya se ha subido a todos los muebles, explorado todos los cajones,… Las ganas que tengo de llevarla al colegio son inmensas…ella quiere ir, cada mañana llora en la puerta cuando se va su hermana. Pero eso será mañana.

Después recojo a mi hija mayor, que llega a casa dormida en mis brazos. 18pm. Y yo pienso…solo queda una y me planto delante de la tele.

21, 21.30, 22,…la enana sigue despierta, partiéndose de risa con cualquier cosa, provocándome para que la persiga, no está ni pensando en dormirse.

22.30 hrs. Dormidas las dos. Por fin. Me siento, preparo el capitulo, pongo play, alcanzo a ver el resumen del capitulo anterior, y…

«mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii veeeeeeeeeeeeeeeeeen»

Mi hija mayor, como una rosa tras una siesta de casi 5 horas, tiene hambre. Una cena tardía a las 23 de la noche, una bajada de hiperactividad post siesta, y un poco de contar historias…y a medianoche estamos las dos, rendidas, durmiendo a pierna suelta.